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Volver al Campo: las posibilidades que trae una nueva generación rural

Rural, conservación, DRC

por Macarena Soler, abogada especialista en medioambiente, fundadora de Geute Conservación Sur

Hace un siglo la migración campo-ciudad en Chile era el resultado de la desigualdad y la pobreza. En esos años la mitad de los chilenos eran campesinos, es decir los abuelos y bisabuelos de muchos de nosotros. Y somos muchos de nosotros, un par de generaciones más tarde, los que queremos volver.

Ciudades colapsadas, violencia, estrés, contaminación, hacinamiento, cambio climático, las experiencias derivadas de la pandemia de Covid 19, así como la posibilidad de trabajar desde casa, entre otros factores, han llevado a la convicción de que en las zonas rurales la calidad de vida será mejor. Así lo recuerdan nuestras historias familiares y así lo dice nuestra propia experiencia de 15 días de vacaciones al año entre montañas, lagos, playas, o bosques.

Todos los estudios ratifican esta intuición. La felicidad, longevidad y la salud están íntimamente asociadas, entre otros factores, al contacto estrecho y permanente con la naturaleza, a la alimentación saludable, y a la vida en comunidad, la cual genera un sólido tejido de contención y de apoyo recíproco. La felicidad es una meta humana fundamental, algo que pese a ser obvio, ha sido relegado por la religión económica globalizada, que acopla el crecimiento al desarrollo.

Bután introdujo en los años 70 el “Índice Nacional Bruto de Felicidad”, para determinar el bienestar y el progreso de un país en oposición al Producto Interno Bruto (PIB). Fue este mismo país el que inspiró a las Naciones Unidas a reconocer una resolución llamada «Felicidad: Hacia un enfoque holístico del desarrollo», llamándonos a repensar nuestro sistema de mercado hacia uno que apunte a una integración más armónica entre nuestras necesidades y la naturaleza, poniendo al ser humano y a su felicidad al centro del debate.

Desde el año 2013 la ONU realiza el Informe Mundial de la Felicidad (WHR), donde se miden variables como esperanza de vida saludable, apoyo social en tiempos de problemas, poca corrupción y alta confianza social, generosidad en una comunidad donde las personas se cuidan entre sí, y libertad para tomar decisiones clave en la vida.

Lo interesante, según estos informes, es que las sociedades más felices, son más resilientes económicamente y tienen mejores índices de PIB per cápita. Además, en tiempos de crisis, como la pandemia o una recesión económica, buscan y encuentran formas cooperativas de trabajo para para reparar el daño y reconstruir mejores vidas.

Lamentablemente, llevamos décadas en una única dirección, reemplazando nuestras tradiciones por lo extranjero, lo moderno y la moda; la agricultura por la agroindustria; lo rural por lo urbano; lo duradero por lo desechable. Una lista infinita de imposiciones culturales que nos convierten en una sociedad mono pensante. Tan mono pensante que el disidente arriesga el descrédito y “la funa”.

En contrapartida, pareciera que “volver” es la verdadera vanguardia. Muchos estamos recordando nuestros orígenes en todo ámbito, como tomarse el tiempo para cocinar, en vez de optar por la comida rápida o la envasada. Cultivar la propia comida o comprar al productor local, en vez de optar por las grandes cadenas de supermercados. Explorar y hacer ecoturismo, en vez de preferir los resorts y los viajes full day. Estamos optando por una vida más simple y sana, por tiempo libre, vida familiar, y, en muchos casos, por regresar al campo.

La migración inversa, de la ciudad al campo, no es un proceso malo en sí mismo. No obstante, a nadie le cabe duda de que es una necesidad urgente ordenar la ocupación del territorio rural, regular el mercado inmobiliario y generar certezas de que, en un marco de igualdad ante la ley, protejan el medio ambiente y a las comunidades rurales.

Actualmente, el 83% del territorio chileno se considera rural, pero cerca del 90% de los chilenos vive en ciudades. Nuestro territorio alberga un sinfín de oportunidades para esta nueva generación rural: un desarrollo integral, es decir espiritual, material y comunitario; revitalizar nuestra cultura e identidad; o hacernos partícipes de la conservación de la biodiversidad, siendo activos en la tarea de restaurar los ecosistemas que hemos degradado y apostar también por una bioeconomía. Hoy, además, existen múltiples posibilidades tecnológicas para habitar en armonía con la naturaleza, minimizando nuestros impactos y produciendo de manera regenerativa.

Regresar al campo para muchos es una necesidad, una que seguirá creciendo. El verdadero desafío es dar espacio a estas legítimas decisiones de vida, reconociendo además sus enormes y beneficiosas posibilidades.

¿Parcelaciones ecológicas? La importancia de informarse para cohabitar responsablemente en la naturaleza

En estos tiempos de pandemia y teletrabajo, el sueño idílico de muchos es vivir en una parcela ubicada junto a bosques y ríos, alejada del bullicio de la ciudad. El problema es que muchas veces esa decisión se toma sin informarse del tipo de proyectos que se ofrecen y sin entender los daños que se podrían estar generando. ¿Estoy afectando la vida rural de mi entorno? ¿Mi parcela está contaminando las aguas subterráneas? ¿He considerado cómo afectan a la fauna los 300 metros de cerco perimetral de mi media hectárea? Expertos hacen el llamado a informarse, adaptarse para cohabitar de manera respetuosa en la naturaleza, el paisaje y el territorio y solo elegir proyectos que integren un Derecho Real de Conservación y planes de manejo de recursos naturales. (Reportaje publicado originalmente en Ladera Sur)

“Se venden ecoparcelas con bosque nativo, borde de río y vistas inmejorables”, “ven a vivir en un entorno natural, cerca de reservas, bosques, volcanes y lagos”, “conoce nuestras eco parcelas con vertiente, bosque sureño y estero privado”, “cambia el despertar con bocinas, por un despertar con el sonido de las aves fuera de tu casa”, dicen algunos de los cientos de avisos comerciales de parcelas de agrado, que prometen un cambio de vida conectados a la naturaleza.

Un fenómeno en constante crecimiento, pero escasa normativa. Según el estudio “Parcelas de agrado desde la perspectiva censal y territorial”, realizado por en forma conjunta entre el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC, el Observatorio de Ciudades UC y el Instituto Nacional de Estadísticas, los asentamientos humanos asociados a parcelas de agrado han proliferado de manera exponencial en el periodo que transcurre entre el Censo 2002 y 2017. Así, por ejemplo, en lo que respecta a las viviendas correspondientes a las comunas estudiadas en la Región Metropolitana, se identifica un porcentaje de crecimiento general que alcanza un 369,3% y en los casos regionales alcanza un 820,6%. Por otro lado, la población demuestra un porcentaje de crecimiento general que alcanza un 371,6% en la Región Metropolitana y 934,8% en los casos estudiados en otras regiones.

Este crecimiento de parcelas de agrado ha sido estudiado desde el punto de vista de la pérdida de suelo rural de calidad y potencialidad agrícola, no obstante, es una tendencia que tiene consecuencias que van mucho más allá, como la pérdida del valor del medio rural, segregación social, fragmentación de ecosistemas, inexistencia de planificación territorial, aumento de la demanda de agua rural, sobrecarga de la vialidad existente con el consiguiente aumento en la producción de CO₂ y, por supuesto, la ausencia de infraestructura básica como alcantarillados y/o sistema de tratamiento de aguas servidas.

En general, los vendedores tratan de subdividir los predios en la mayor cantidad posible de parcelas para tener un rápido retorno de la inversión, y, por otro lado, los propietarios hacen valer su derecho a la propiedad privada realizando cambios dentro de sus sitios, como cercar, cortar árboles, o introducir mascotas sin supervisión, sin siquiera pensar en los efectos que traerán esos 300 metros de cercado perimetral en la fauna, ni las consecuencias de deforestar el predio, ni las implicancias que tiene dejar un perro o un gato sin supervisión en un entorno que es rural o natural.

El hecho de vivir en un entorno natural no te convierte en amante de la naturaleza. Muchos de los terrenos que se venden como eco parcelas no son más que una estrategia comercial de moda, a menos que sean proyectos con una vocación de conservación o restauración, y con un respectivo plan de manejo para ello. Todos quieren vivir en un espacio natural, pero, muchas veces, esa decisión se toma sin informarse del tipo de proyectos que se ofrecen y las personas terminan viviendo igual o más desconectados de la naturaleza que antes, o sin entender los daños que están generando”, asegura Macarena Soler, abogada ambientalista y fundadora de Geute Conservación Sur.

Un ejemplo noticioso de la falta de estándares al momento de crear proyectos inmobiliarios en zonas naturales ha sido el loteo “Altos de Maullín”, ubicado a orillas del río Maullín, en la Región de Los Lagos. El proyecto fue sancionado por la Superintendencia de Medio de Ambiente y detuvo las obras luego de diferentes denuncias, ya que al menos 21 parcelas estarían ubicadas dentro del Santuario de la Naturaleza Humedales del Río Maullín, y, además, se constató la construcción de caminos interiores e instalaciones eléctricas, que han provocado no solo tala de bosque nativo en zonas de alta pendiente, sino también posibles deslizamientos de suelo y rocas hacia la ribera del río.

Sin embargo, la mayoría de los casos siguen destruyendo los ecosistemas y la ruralidad sin ser noticiosos y, peor aún, cumpliendo las actuales normativas chilenas. Así, por ejemplo, según datos del Servicio Agrícola y Ganadero, en la comuna de Ancud se realizaron un total de 2.631 parcelaciones solo en el año 2020. ¿Qué implicancias podría tener esto en un territorio que tiene una vocación claramente rural?

El geógrafo y activista ambiental Álvaro Montaña, explica que “la subdivisión de terrenos transformó la propiedad de la tierra, de minifundios concebidos para la autogestión de recursos para la autonomía alimentaria, hacia los loteos ideados para vivir en el campo, mas no del campo”. Pero el problema no ha sido solo alterar la vida rural, sino que la escasez hídrica de la isla. Año a año, las municipalidades deben desembolsar gran cantidad de dinero repartiendo agua a los vecinos de los sectores rurales mediante camiones aljibe.

Esta transformación genera fuertes impactos sobre la disponibilidad de agua para consumo humano, pues, más que la carga misma que produce su extracción sobre los acuíferos, es importante considerar los efectos que la depredación del bosque y en específico la zona de humedales y turberas sufren a causa de la urbanización de las zonas rurales, o bien del cambio de uso del suelo que implica su subdivisión, pues generan una importante perdida en la capacidad de retención del recurso hídrico”, asegura Beatriz Bustos, profesora asociada del departamento de geografía de la Universidad de Chile, quien está liderando un estudio sobre los efectos de las parcelaciones en el área de Ancud.

¿Y si mi anhelo es conservar?

A la vez, ese anhelo innato que tenemos como especie de conectarnos con la naturaleza, visitarla, habitarla, vivirla y poseerla, ha aumentado el interés por la conservación, convirtiéndola en una tendencia mundial que ha aumentado a través de los años. Conservar un espacio natural se ha vuelto cada vez más en un verdadero privilegio.

En países como Australia, Brasil, Costa Rica y Sudáfrica, las Áreas Protegidas Privadas son parte importante de las estrategias nacionales de conservación, pues se reconoce en ellas el rol que tienen para suplir las deficiencias que tienen los sistemas públicos: en primer lugar, la escasa representatividad de ecosistemas bajo protección, en Chile el 80% de la biodiversidad está fuera de las áreas protegidas; y, en segundo lugar, la falta de conectividad ecológica que existe entre las áreas protegidas, donde el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) está concentrado en su mayoría en tres regiones de la Patagonia chilena (Los Lagos, Aysén y Magallanes) y su representatividad en los demás ecosistemas del país actúa solo como pequeñas “islas de protección”, sin estar conectadas entre sí e insertadas en territorios degradados o en degradación de sus ecosistemas.

“El enfoque de conservación de islas de protección en un mar de paisajes fuertemente antropizados no es suficiente, para afrontar los desafíos de la actual crisis climática, crisis ecológica y colapso socioambiental. Es necesario que la conservación salga de las áreas protegidas del Estado e involucre las zonas rurales, en este sentido hablar de paisajes de conservación y de prácticas de manejo y de ordenamiento territorial que contemplen la conservación, la restauración de paisajes rurales es un imperativo de la ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y también de la futura Constitución”, asegura Álvaro Montaña.

Las áreas protegidas privadas tienen el potencial de aumentar la representatividad de los ecosistemas protegidos y contribuir a la conectividad espacial, al actuar como una franja que une dos o más áreas protegidas que no estaban conectadas previamente.

En Chile se han incorporado instrumentos legales y técnicos que hoy permiten desarrollar proyectos que vayan de la mano con la conservación rentable y asegurada a largo plazo. Es decir, hoy existe la oportunidad de garantizar la conservación privada en lugares con alto potencial ambiental de conservación y/o restauración ecológica, invirtiendo de manera segura, rentable y con aumento del patrimonio en el tiempo.

Así, en 1997 se realizó un primer catastro de esfuerzos de conservación privados, donde se identificaron 39 iniciativas de conservación de tierras, cubriendo 450.000 ha. En 2013, fecha del último catastro oficial, había 310 áreas identificadas como iniciativas de conservación privadas, sumando más de 1.669.151 ha. Si bien no existen datos oficiales más recientes, este último catastro da cuenta del crecimiento y la masividad del movimiento.

Bienvenidos los DRC

Para que un área protegida privada sea considerada como tal, hay dos fórmulas. Una es que sea declarada Santuario de la Naturaleza, figura que no acomoda a muchos conservacionistas, porque las tierras quedan bajo la supervisión del Consejo de Monumentos Nacionales. La segunda alternativa, corresponde al Derecho Real de Conservación (DRC), ley 20.930 promulgada el 10 de junio de 2016, que constituye una nueva herramienta para la conservación para las iniciativas de conservación privadas, ya que permite al dueño de un predio destinarlo voluntariamente a conservación sin perder su derecho de propiedad sobre el mismo, además de asegurar la continuidad de la iniciativa en el tiempo.

El DRC permite conservar valores ambientales, paisajísticos o ecosistémicos, como, por ejemplo, especies de flora y fauna, calidad del suelo o agua, belleza escénica y paisaje, servicios ecosistémicos e, incluso, prácticas o valores socioculturales. Así, un DRC puede limitar la capacidad de carga de un predio, restringir proyectos inmobiliarios (subdivisiones solo en macrolotes, m2 de construcción, altura, características arquitectónicas, etc), la no realización de ciertas actividades comerciales e industriales (no explotación agrícola, forestales, etc.) y, algo clave: la obligación de ejecutar o supervisar un plan de manejo acordado.




Se firma entre el dueño de un predio y un titular, que puede ser una Junta de Vecinos, Corporación, Universidad o Fundación. El titular tiene el rol de Exigir al propietario el cumplimiento de lo acordado en el contrato DRC y colabora con él, con el fin de asesorar y prevenir acerca de potenciales amenazas o conflictos para conservar.

Cuando trabajamos un DRC aplicamos un modelo similar al que se emplearía para desarrollar un Parque Nacional, pero con la diferencia de que estos terrenos están destinados para cohabitar la naturaleza responsablemente. Para ello, realizamos un estudio de la vocación territorial, espacial y ecológica del terreno antes de subdividir, estudiando su geomorfología, hidrología, ecosistemas, biodiversidad, entre otros, para definir una zonificación con diferentes tipos de uso: zona de conservación de la biodiversidad, zona de restauración, zona de uso intensivo, zonas húmedas de conservación, áreas preferentemente de conservación, zona de equipamiento, etc. Junto a ello, se realiza un plan de manejo que define la conservación del lugar, el cual se renueva cada 5 años”, explica Macarena Soler, sobre la asesoría técnica y legal que entregan desde Geute Conservación Sur a inversionistas que están realmente interesados en crear proyectos de conservación.

Otra característica de los DRC es que la conservación se puede hacer a perpetuidad, por lo tanto, las características que hacen único al terreno se mantendrán, lo que hace improbable la disminución de su plusvalía por deterioro del terreno por causas antrópicas (tala de bosques, instalación de industrias contaminantes, etc). Por el contrario, la plusvalía iría al aumento, ya que se asegura la mantención de los valores de conservación que el contrato y las partes buscan proteger.

Recomendaciones para cohabitar en la naturaleza de manera responsable

“El llamado es a que todos los desarrolladores inmobiliarios, los intermediaros como las corredoras y los futuros compradores de parcelas de agrado, se informen y entiendan que, si llegan a vivir en un entorno natural, deben convivir con respeto y ética en un ecosistema que tiene una dinámica propia a la cual uno debe adaptarse. Se trata de la ecología humana, de la buena vecindad, de llegar a aportar al lugar y contribuir a la ecología social–comunitaria del territorio donde se inserta mi parcela”, dice Álvaro Montaña.

Algunas recomendaciones y consideraciones:

  • Evite la instalación de cercos, ya que obstaculizan el tránsito de especies.
  • No deje gatos y perros domésticos sin supervisión, ya que ahuyentan a la fauna silvestre, les transmiten enfermedades y/o los depredan.
  • Considere restaurar y regenerar ecosistemas degradados generando un impacto ambiental positivo, plantando árboles nativos, restaurando los bordes de ríos y humedales.
  • Infórmese de los aspectos físico-naturales para habitar seguro: si el territorio está expuestos a peligros naturales como anegamiento, inundación, nevadas, temporales, procesos de remoción en masa, entre otros.
  • Sea cuidadoso con la forma y estilo de vida rural, con la idiosincrasia campesina, con las costumbres y la identidad.
  • Dentro de la propiedad privada, reconozca que existe el uso comunitario, por ejemplo, con un camino histórico, acceso a ríos, lagos, mar, montañas u otros.


7 ideas: tú también puedes conservar

Todos los días escuchamos que la emergencia climática es más evidente y que necesitamos hacer transformaciones urgentes. La pregunta es cómo hacerlo. Si quieres ir más allá de medidas como reciclar, plantar un árbol o darse duchas más cortas, aquí te dejamos algunas ideas.

Sé un filántropo ambiental

filantropía ambiental

La filantropía no es meramente donar dinero, sino que es un conjunto de valores y actitudes que pueden darse en todos. Realizar un voluntariado, juntar un grupo de vecinos para limpiar una playa, donar a una ONG ambiental, aportar en conocimientos haciendo una asesoría gratuita a una causa, entre otras, son acciones realizadas por mera voluntad que tienen como finalidad el beneficio del medio ambiente.

Lleva a tus hijos a la naturaleza

Está demostrado que las experiencias tempranas con la naturaleza condicionan nuestra actitud hacia ella en la edad adulta. Lleva a tus hijos a acampar, a caminar en un Parque Nacional, o busca en tu ciudad un tour para que identificar aves. Recuerda: solo protegemos lo que amamos y solo amamos lo que conocemos.

Si tienes un predio, protégelo con un DRC

Una de las maneras de lograr la conservación privada es aplicar el Derecho Real de Conservación (DRC), ley promulgada el 2016 que permite al dueño de un predio destinarlo voluntariamente a conservación y estipular en un contrato ciertas condiciones como el no realizar explotación agrícola o forestal, limitar proyectos inmobiliarios, ejecutar un plan de manejo, restaurar el predio, entre otros acuerdos.

Restaura

Los científicos dicen que ya no es suficiente con conservar y que ahora la única opción para el planeta es restaurar. La restauración ecológica se ha definido como el proceso de ayudar al restablecimiento de un ecosistema que se ha degradado, dañado o destruido. Algunos ejemplos de restauración que se están realizando en el mundo son la reforestación; remover cercos para permitir el libre tránsito de la fauna silvestre; erradicar especies invasoras; aplicar agricultura biodinámica y biointensiva para recuperar suelos erosionados; remoción de represas; entre otros.

Reforesta

Los árboles producen oxígeno, son agentes importantes para asegurar la conservación del agua y disminuir la erosión del suelo, y son hábitat de múltiples especies. Para frenar la pérdida de ecosistemas y detener el gran deterioro que está teniendo el planeta, la reforestación es clave. Si no puedes hacerlo por tu cuenta, contacta proyectos que tengan en marcha campañas de reforestación de bosques nativos o súmate como voluntario.

Haz tu negocio sostenible

 ¿Te has preguntado si tu negocio se ha integrado y está siendo un aporte al lugar donde se emplaza? En lo ambiental ¿Tu negocio está protegiendo los ríos, humedales, glaciares, bosques y la fauna nativa?

Sin duda, todo proyecto que se quiere desarrollar en un área rural o de naturaleza tendrá un impacto ambiental y/o social. No obstante, existen diferentes formas de crear o convertir proyectos armónicos con su entorno, asegurando rentabilidad a largo plazo. Por ejemplo, hoy es clave contar con indicadores de sostenibilidad que te muestren cómo lo estás haciendo y qué podrías mejorar. ¡Asesórate

Controla a tus mascotas

IG @yotecuidotumascota

Los animales domésticos sin supervisión deambulan por áreas silvestres, perturban sitios de nidificación, matan fauna nativa, transmiten enfermedades y compiten con otros depredadores. Y no solamente hablamos de los perros. ¿Sabías que los gatos han participado en la extinción del 14 % de aves, reptiles y mamíferos extintos en el mundo? Esto sin considerar que felinos urbanos son responsables de la muerte de cantidades incalculables de aves y lagartijas. Los perros siempre deben salir supervisados con un arnés y los gatos, si no se acostumbran a ellos, deben vivir indoor y dejarlos salir en espacios controlados llamados “catios” (patio de gatos). Se pueden construir catios de todo tamaño, en terrazas, ventanas o patios. Son una tendencia en Europa y Estados Unidos y, poco a poco, están llegando a nuestro país.

Ocho buenas noticias ambientales 2021

Es cierto, el 2021 estuvo plagado de malas noticias ambientales, incluyendo fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo y anuncios poco alentadores sobre el cambio climático. Sin embargo, hubo algunas cosas buenas que queremos destacar. Pequeñas historias (incluso victorias) que permiten seguir soñando y trabajando por la conservación y restauración de la naturaleza.

El Panda salió de la extinción

En julio, China anunció que ya no considera que el panda gigante esté en peligro, y elevó su estatus a vulnerable. Un poco más de 1.800 pandas permanecen en estado salvaje, una mejora con respecto a los 1.100 que se pensaba que vivían en estado salvaje en 2000.

Inauguración de Cerro Dominador

Créditos: IMF Photo/Tamara Merino

Ubicada en pleno desierto de Atacama es la primera planta termosolar de América Latina. Utiliza 10.600 espejos en un terreno de más de 700 hectáreas que reflejan la luz del sol, concentrando el calor en un receptor ubicado en lo alto de la torre principal, a 250 metros. Genera 110 MW y, en combinación con la planta fotovoltaica que existe en el lugar desde 2017, será capaz de evitar la emisión de cerca de 640.000 toneladas de CO2 al año.

Nuevo parque marino

Tras siete años de espera, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad de Chile aprobó la creación del parque marino Tic-Toc-Golfo Corcovado, uno de los ecosistemas más prístinos del sur del país, cuya salud es clave para la vida de las ballenas azules.

Chao a los plásticos de un solo uso

El 13 de agosto de 2021, se publicó la Ley N° 21.368, que regula la entrega de plásticos de un solo uso, las botellas plásticas y modifica los cuerpos legales que indica. La iniciativa establece limitaciones a la entrega de plásticos de un solo uso, restringe la generación de productos desechables, regula los plásticos y contiene normas que comenzarán a regir de forma progresiva a partir de seis meses y hasta tres años de su publicación.

35 humedales urbanos protegidos

Este año 35 humedales urbanos fueron reconocidos por la Ley Nº21.202. Esta ley busca asegurar la protección de los humedales que se encuentran total o parcialmente dentro del radio urbano y entrega a los municipios herramientas concretas a través de la elaboración de Ordenanzas Generales y la postergación de permisos de subdivisión predial, loteo, urbanización y de construcciones.

Dos potencias mundiales se comprometen con el cambio climático

Este año se celebró la COP 26 y regresó a la cumbre Estados Unidos, el segundo mayor emisor de combustibles fósiles del mundo, después de cuatro años de inacción sobre el cambio climático. Al final de la cumbre, Estados Unidos y China hicieron una declaración conjunta para trabajar en el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París.

Un medio ambiente limpio y saludable es ahora un derecho humano

El 8 de octubre, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra aprobó una resolución que reconoce el acceso a un medio ambiente saludable y sostenible como un derecho universal.

Constitución en emergencia climática

Créditos: Caiozzama y Greenpeace Chile

En octubre, el Pleno de la Convención Constitucional aprobó que la nueva Constitución debe redactarse bajo estado de emergencia climática y ecológica, lo que significa que estos elementos tienen que ser considerados como ejes rectores y transversales para la elaboración de todo el contenido del nuevo texto fundamental.

El turismo como un pase a la conservación

Hoy se celebra el Día Mundial del Turismo bajo el lema “Turismo y desarrollo rural”, subrayando su rol en la preservación y promoción del patrimonio cultural y natural en todo el mundo. Sin duda, el turismo masivo y mal planificado puede ser altamente dañino, pero hoy queremos centrarnos en ese viajar descubriendo y cómo ello puede llevarnos a amar y conservar.

Por Evelyn Pfeiffer, periodista de Geute Conservación Sur

“¡Patagonia! ¿Quién pensaría jamás en ir a un lugar así? ¡Serás devorada por los caníbales! ¿Por qué razón escoges un lugar tan apartado del mundo para ir? ¿Cuál puede ser el atractivo? (…) Oí estas y otras preguntas y exclamaciones de los labios de mis amigos y conocidos cuando les conté de mi intención de viajar a la Patagonia, la Tierra de los Gigantes. (…) ¿Cuál era la atracción de ir a un lugar tan apartado y a tantas millas de distancia? La respuesta estaba implícita en sus propias palabras. Lo escogí precisamente porque era un lugar exótico y lejano”, escribía Lady Florence Dixie, quien decidió viajar en 1879 a la Patagonia, junto a su marido y dos de sus hermanos, simplemente para tener un viaje de descubrimiento. Su expedición marcó un hito importante, pues son considerados como los primeros turistas en pisar tierras patagónicas, de acuerdo a lo que hoy entendemos como turistas.

El libro A través de la Patagonia (Across Patagonia. Edimburgo, 1880) recoge esta aventura de un mes, donde recorrieron más de mil kilómetros a caballo guiados por baqueanos locales, con quienes cruzaron ríos, bosques, bordearon lagos, compartieron con indígenas aónikenk y recorrieron maravillados las interminables pampas, hasta llegar al sector de Laguna Azul en el actual Parque Nacional Torres del Paine.

Lamentablemente, esos largos viajes de descubrimiento de antaño se han ido perdiendo en full days y tours que parecen una verdadera carrera contra el tiempo, con turistas que pasan más tiempo transportándose que disfrutando y donde los programas son tan ajustados, que puede generar un verdadero caos si alguien se demora 5 minutos más tomando una foto. Después de un viaje así… ¿quién no ha querido tomarse vacaciones de las vacaciones?

Ese es el turismo de hacer solo un check en una lista de lugares por conocer, sin importar lo que pase a nuestro alrededor, ni en las comunidades anfitrionas, ni mucho menos en el medio ambiente. Ese es el turismo que ha llevado a algunos a hablar de turismofobia y a colgar carteles del tipo “Barcelona no es tu maldito centro comercial”, en ciudades donde la cantidad de turistas supera ampliamente la cantidad de habitantes, marginándolos de su propio hogar.

Volver a viajar por Chile (y hacerlo bien)

En contraste a ese turismo dañino, la Organización Mundial del Turismo promueve el turismo sustentable y responsable, no solo por su aporte a las economías locales, sino como una poderosa herramienta para preservar el patrimonio cultural y natural.

En esta edición del Día Mundial del Turismo se celebra la capacidad del turismo para crear oportunidades fuera de las grandes ciudades y beneficiar a las comunidades rurales, especialmente en el contexto de crisis mundial por el COVID-19, donde se prevé que las llegadas de turistas internacionales caerán entre 60% y 80%, y que el turismo nacional tomará la delantera.

Es decir, probablemente, en las próximas vacaciones los chilenos viajarán por su país, lo que es una gran oportunidad de reactivación para las comunidades rurales, conociendo formas de vida tradicionales, y teniendo nuevas experiencias en torno a la naturaleza, la cultura y los productos locales.

Pero, a la vez, este viajar por Chile representa una tremenda responsabilidad, donde el llamado es a respetar las comunidades anfitrionas que visitemos y a proteger los ecosistemas y la diversidad biológica, donde se encuentran insertas. Más allá de los necesarios cambios que debe hacer el Estado en políticas públicas para fomentar el turismo sostenible y, por ende, tener una protección efectiva del medio ambiente, el cambio también debe partir por nosotros: es hora de tener otra mirada y dejar de ser meros visitantes de lugares, para convertirnos en esos viajeros de antaño, donde el propósito era descubrir, dejarse asombrar y transmitir a otros viajeros ese nuevo conocimiento y ese nuevo amor por lo descubierto. Hoy, podemos transformar nuestro viaje en un llamado a la conservación.

Tips para el viajero responsable

Fuente: Código Ético Mundial para el Turismo de la OMT.

Los humedales de Puerto Varas siguen en peligro

Quebrada Honda - Puerto Varas

Hace poco más de un mes se celebraba que el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad haya aprobado el reglamento de humedales urbanos, donde se establecen criterios de protección. Un paso más para hacer operativa la Ley de Humedales Urbanos, donde aún falta la firma del Presidente, la toma de razón de la Contraloría General de la República y la posterior publicación en el Diario oficial.

“El problema es que mientras el reglamento de la Ley no sea publicado, el Ministerio del Medio Ambiente no puede reconocer los humedales urbanos, ya sean estos de oficio o a solicitud de la Municipalidad, lo que no permite a los municipios utilizar las herramientas de conservación que les otorga la Ley. Ahora bien, una vez aprobado este reglamento y solicitado un humedal por la municipalidad al Ministerio, el Director de obra podría suspender el otorgamiento de permisos mientras dure su evaluación que se contempla que sea cerca de 6 meses. Es por ello, que hacemos un llamado a los municipios a preparar desde ya sus solicitudes de humedales urbanos para ser ingresadas al Ministerio y contar con herramientas para defender estos hábitats”, aclara Javier Trivelli, Director Ejecutivo de Fundación Geute Conservación Sur.

Mientras ello no ocurra, los humedales urbanos siguen desprotegidos y, para muestra de ello, Puerto Varas ha vivido estas semanas diferentes hechos que han sido denunciados a través de redes sociales. La modalidad siempre es la misma: grandes camiones descargando material en quebradas para rellenarlas y poder construir sobre ellas.  

Uno de los eventos más criticados ha sido el de Quebrada Honda, uno de los pocos humedales que quedan en la ciudad y uno de los más emblemáticos, ya que desde el 2018 diferentes organizaciones lideradas por Patagua y la Ilustre Municipalidad de Puerto Varas, han trabajado en este lugar para restaurarlo y transformarlo en Quebrada Parque, un futuro parque de agua y naturaleza urbana de 3 hectáreas.

“Queremos aclarar que el terreno que fue rellenado es privado y que nosotros no lo tenemos incluido dentro del proyecto. No obstante, esto no le quita gravedad a los hechos, porque debemos entender que se ha alterado un ecosistema de gran valor, un fragmento del humedal Quebrada Honda que es parte importante de nuestro patrimonio natural y de la identidad puertovarina”, asegura Camila Teutsch, Directora Ejecutiva de Patagua.

Las quebradas suelen asociarse a lugares de escaso valor donde abundan los micro-basurales, asentamientos informales y delincuencia, pero lo cierto es que son sistemas de enorme relevancia para el control de inundaciones, depuración de aguas, recarga de acuíferos, captación de CO2, provisión de hábitat y conectividad biológica.

El proyecto Quebrada Parque apunta a recuperar su riqueza y funcionalidad hídrica y ecológica. La quebrada cuenta con remanentes de vegetación nativa, como totora, canelo, maqui, chilco y arrayán, la presencia de hualves (o bosques pantanosos), y más de veinte especies de aves, como picaflor, viudita, churrete, rara y chercán.

Por ello Raffaele Di Biase, presidente de la Corporación de Turismo de Puerto Varas, es categórico en rechazar estos hechos: “Como sector turismo, que vivimos de nuestros atractivos naturales, consideramos impresentable que sigan pasando estas cosas en Puerto Varas, que podría ser una ciudad modelo piloto a nivel nacional e, incluso internacional, en cuanto a protección de ecosistemas y desarrollo sostenible. Instamos a tomar medidas urgentes, porque es un camino de autodestrucción del destino y no podemos seguir tolerando que las pocas quebradas y humedales que aún quedan en nuestra ciudad tengan que sufrir de estas intervenciones”, asegura.

Hoy se realizaron alegatos que buscan proteger las aguas del Cajón del Maipo

Foto de portada: Diego Astorga

La historia del controvertido Proyecto Hidroeléctrico Alto Maipo hoy cumplió un nuevo capítulo, esta vez con los alegatos en el Segundo Tribunal Ambiental sobre la causa que busca resolver tres reclamaciones presentadas por miembros de la comunidad organizada de la comuna de San José de Maipo en contra de la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA).

El Proyecto Hidroeléctrico Alto Maipo, de la sociedad Alto Maipo SpA (controlada por AES GENER), corresponde a un proyecto hidroeléctrico que pretende desviar las aguas del río Maipo, en la Región Metropolitana, para la generación de energía eléctrica. Las obras incluyen cinco bocatomas de alta montaña, 67 kilómetros de túneles, dos centrales en caverna y una línea de transmisión eléctrica de alta tensión de 17 km aproximados.

Recordemos que el Proyecto fue evaluado el año 2009 y que, al empezar con la ejecución de sus obras, se presentaron varios problemas. El principal ha sido el volumen de aguas afloradas durante la construcción de túneles, que ha superado ampliamente lo previsto durante la evaluación ambiental del Proyecto ante el Servicio de Evaluación Ambiental, por deficiencias en la línea de base elaborada por el titular. Esto no fue debidamente informado a las autoridades competentes por la empresa, sino que se tuvo conocimiento de ello a raíz de diferentes denuncias por parte de la comunidad. En efecto, las diferencias observadas consideran, a lo menos 2.852 m3 de aguas afloradas.

En enero de 2017, la Superintendencia del Medio Ambiente inició un Procedimiento Sancionatorio en contra del proyecto, imputándole 14 infracciones a sus permisos de funcionamiento y normativa ambiental, 9 de las cuales fueron calificadas como Infracciones Graves. Una de ellas fue el no haber informado inmediatamente a la autoridad las acciones para controlar y mitigar los impactos ambientales no previstos asociados a los afloramientos de agua subterránea en los túneles.

Alto Maipo presentó cuatro Programas de Cumplimiento ante la Superintendencia del Medio Ambiente. Finalmente, el cuarto programa fue aceptado por la autoridad y decidió suspender el Procedimiento Sancionatorio. A este programa presentado por Alto Maipo SpA se le conoce como Programa de Cumplimiento Refundido.

Ante esta decisión de la Superintendencia del Medio Ambiente, se interpusieron tres reclamos en el Segundo Tribunal Ambiental realizados por la concejala de San José de Maipo Maite Birke, la Coordinadora Ciudadana No Alto Maipo, y un grupo de integrantes de la denominada Red Metropolitana No Alto Maipo, solicitando que invalide la resolución que aprobó este Programa de Cumplimiento Refundido, y que se ordene a la Superintendencia del Medio Ambiente reiniciar el procedimiento sancionatorio contra la empresa de energía.

Las partes reclamantes sostienen que este Programa de Cumplimiento no se haría cargo de subsanar los efectos provocados por las infracciones cometidas, ni aseguraría que estas se vayan a cumplir correctamente a futuro, básicamente porque la variable de afloramiento de aguas debería haber ingresado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, lo cual exigía el Procedimiento Sancionatorio. De hecho, mientras la empresa no obtenga su Resolución de Calificación Ambiental favorable relativa al afloramiento de las aguas, el Proyecto no contaría con autorización de funcionamiento, lo cual no se ha cumplido y se siguen construyendo los túneles y avanzando en la ejecución.

“La empresa ha tomado medidas, pero ninguna medida relativa a los impactos de la construcción de los túneles puede ser eficaz, si dichos impactos no han sido evaluados ambientalmente. El Sistema de Evaluación Ambiental es un proceso que busca prevenir los daños ambientales, busca prevenir las causas y acá estamos ocupándolo para que se haga cargo de los efectos. Alto Maipo sigue construyendo y lo sigue haciendo a la manera de la empresa, sin pasar por el sistema de evaluación. Es decir, está forzando a la autoridad encargada de la evaluación a tener hechos consumados: obras ya construidas, medidas ya adoptadas. Si los organismos competentes estiman que las medidas tomadas por la empresa no fueron las adecuadas ¿van a ordenar la demolición? Es impresentable que a una empresa se le formulen cargos en un procedimiento sancionatorio y que luego se evalúen las medidas que ya adoptó”, aseguró Macarena Soler, abogada fundadora de Geute Conservación Sur, quien representó en los alegatos a la Coordinadora Ciudadana No Alto Maipo.

¿Por qué es relevante?

  • El proyecto fue aprobado el año 2009, es decir, hace aproximadamente 10 años con variables ambientales muy diferentes a las actuales condiciones de sequía -la peor de la que se tiene registro en la zona- y a los efectos del Cambio Climático que vemos día a día.
  • El proyecto afectaría las cuencas del río Yeso, Colorado y El Volcán, desde las cuales se extrae agua en sus zonas altas, disminuyendo la cantidad de aporte de estos al río Maipo, principal fuente de agua potable de la ciudad de Santiago.
  • Considera la construcción de una serie de obras de regulación y caminos de acceso que implican una mega intervención de la cuenca del río Maipo, que alteraría irreversiblemente su régimen hídrico disminuyendo drásticamente el caudal del río Maipo y sus afluentes.
  • Además, en la cuenca alta del río Maipo se han inventariado 647 glaciares, con una superficie estimada de 164 kilómetros cuadrados. El cuidado de estos glaciares es de vital importancia para la mantención de los caudales en verano y en períodos de sequía, ya que su aporte de agua representa entre 30% y 67% del caudal del río Maipo en meses de sequía. Cualquier intervención en la parte alta de las cuencas, que provoque mayor aridez, acelerará el derretimiento de los glaciares poniendo en peligro el abastecimiento de agua potable para Santiago, la agricultura y la producción del valle del Maipo.
Imagen de audiencia. Crédito: Tribunal Ambiental.

La naturaleza nos enseña que colaboración y sobrevivencia van de la mano

Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente bajo el lema “La hora de la naturaleza”. En este reportaje te explicamos por qué es urgente volver a mirar la naturaleza, cambiar nuestra relación con ella y ponerla en el centro de todas nuestras decisiones.

“La deforestación, la invasión de hábitats de vida silvestre, la agricultura intensiva y la aceleración del cambio climático han alterado el delicado equilibrio de la naturaleza. (…) Si continuamos en este camino, la pérdida de biodiversidad tendrá graves consecuencias para la humanidad, incluido el colapso de los sistemas alimentarios y de salud”, asegura el manifiesto de ONU para conmemorar este nuevo Día Mundial del Medio Ambiente.

Ante la crisis mundial que enfrentamos por el COVID-19 ¿A alguien le cabe duda de que nuestro planeta está enfermo y que nosotros hemos sido los causantes? De hecho, gran parte de la comunidad científica afirma que estamos ante una nueva época geológica: el Antropoceno o la “Edad de los Humanos”, debido al significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres.

Aún no hay un acuerdo común respecto a la fecha precisa de su comienzo. Algunos consideran que se inició a finales del siglo XVIII junto con la Revolución Industrial; otros con la aparición de los radioisótopos, producto de las bombas atómicas de la Segunda Guerra Mundial; otros investigadores remontan su inicio al comienzo de la agricultura, hace aproximadamente diez mil años. Es decir, no existe conceso de si el Antropoceno sucede o remplaza al Holoceno, la época actual en la escala temporal geológica, que se habría iniciado hace unos 11.700 años cuando los hielos de la última glaciación comenzaron a retirarse.  

En lo que sí hay consenso es en cómo la Tierra está cambiando aceleradamente por la actividad humana. Se han demostrado los cambios en los componentes de la atmósfera, los océanos y el clima, así como la tasa acelerada de extinción de especies y alteración de los ecosistemas. Según un informe de IPBES (Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas) hemos perdido un 20% de las poblaciones de especies silvestres desde 1900, y tenemos más de 1 millón de especies en peligro de extinción, de un total aproximado de 8 millones.

Esto es grave si consideramos que el desarrollo humano depende de la naturaleza: nuestra salud, bienestar, alimentación y seguridad están condicionados a sistemas naturales sanos. Es decir, la destrucción que estamos haciendo de los ecosistemas, además de ocasionar la desaparición de especies, repercute negativamente en la salud humana.

Un ejemplo es el COVID-19. Los científicos coinciden en que este virus es producto de una zoonosis, es decir, una enfermedad transmitida de animales a humanos. De hecho, desde la década del 80, los brotes infecciosos se han cuadruplicado y un tercio procede de animales, como en el caso del Ébola, el VIH, la peste porcina y la gripe aviar. Y la causa de este aumento en zoonosis es justamente la destrucción de hábitats naturales y la disminución de la biodiversidad, ya que los humanos continúan penetrando en el hábitat de los animales salvajes, talando bosques para criar ganado o cultivar. ¿El resultado? Las personas están cada vez más expuestas a los agentes patógenos que generalmente nunca abandonarían esos lugares.

Colaboración y voluntad

“Si no vamos a generar ningún cambio orientado hacia el bien-estar de la humanidad, sin pandemia viral o con ella, iremos derecho a nuestra extinción”, decía recientemente el premio nacional de Ciencias Humberto Maturana, en una entrevista publicada en La Tercera.

La naturaleza es esencial para el bienestar de las personas y, por lo tanto, la sobrevivencia de nuestra propia especie depende de ella y de la relación que generemos con ella. Y es la propia naturaleza la que nos enseña que la supervivencia se obtiene de procesos de colaboración.

Por ejemplo, las ballenas jorobadas generan redes de burbujas entre varios miembros para acorralar y consumir grandes cantidades de krill. Lo hacen para sobrevivir.

Los líquenes son asociaciones de hongos con algas que hacen una simbiosis para beneficiarse mutuamente. El hongo protege, da humedad y nutrientes al alga, y el alga mediante la fotosíntesis proporciona materia orgánica al hongo.

La ciencia ha demostrado que los árboles se comunican entre sí e intercambian recursos bajo tierra usando una red de hongos que imita a internet. Según la ecóloga forestal Suzanne Simard, las plantas interactúan y se comunican a través de una red subterránea de hongos que une a las plantas con el ecosistema circundante. A través de esta simbiosis, las plantas pueden contribuir al desarrollo y crecimiento mutuo y ayudar a los diferentes ejemplares del bosque. Así los árboles grandes ayudan a los pequeños a crecer, los cuidan.

Es más, toda la vida en la biosfera está interrelacionada y funciona como un gran sistema colaborativo. Según la hipótesis Gaia, de James Lovelock y Lynn Margulis, la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un sistema donde la vida se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos. Y si se daña una parte de la biosfera, se está afectando a todo lo que está vivo.

Vale la pena preguntarse entonces, como individuos y como sociedad, qué hemos hecho con el equilibrio de la biosfera y qué caminos podemos tomar para mejorar ese equilibrio. La colaboración en la naturaleza es un mecanismo de sobreviviencia. En el hombre, esa colaboración tiene que venir de la voluntad, es una decisión. ¿Estamos dispuesto a ello?