En Geute damos asesoría técnica y jurídica para propiciar proyectos de conservación o restauración a lo largo de todo Chile. Además, ayudamos a mejorar procesos que conduzcan a la sostenibilidad de un proyecto.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) “los esfuerzos privados de conservación a menudo pueden llenar importantes vacíos en las políticas nacionales en cuanto a la cobertura geográfica y la velocidad de respuesta a los desafíos de conservación”.
Así, en países como Australia, Brasil, Costa Rica y Sudáfrica, las Áreas Protegidas Privadas son parte importante de las estrategias nacionales de conservación, pues se reconoce en ellas el rol que tienen para suplir algunas de las deficiencias que tienen los sistemas públicos: la escasa representatividad de ecosistemas bajo protección y la falta de conectividad ecológica que existe entre las áreas protegidas.
En Chile, por ejemplo, el 80% de la biodiversidad se encuentra fuera del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE). Además, estas áreas protegidas se concentran en tres regiones de la macrozona sur del país (Los Lagos, Aysén y Magallanes), con una escasa representatividad en los demás ecosistemas del país, donde actúan solo como pequeñas “islas de protección”, sin estar conectadas entre sí e insertas en territorios degradados o en degradación de sus ecosistemas.
Actúan como una franja que une dos o más áreas protegidas que no estaban conectadas previamente, de esta manera un Área Protegida Privada puede, por ejemplo, extender la superficie de un Parque Nacional al estar adyacente o conectar dos áreas protegidas.
Permiten que las personas se involucren en la conservación mediante la compra o donación de tierras, o a través de la contribución de fondos para que otras instituciones lo hagan.
Muchas son creadas para conservar poblaciones de especies específicas, algo fundamental si pensamos que en Chile tenemos 766 especies en peligro de extinción.
Es tal la crisis ecológica a la que nos enfrentamos como planeta que ya no es suficiente solo conservar. Hoy el llamado es a restaurar los ecosistemas dañados.
Científicos de todo el mundo y organizaciones como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han hecho un llamado urgente a restaurar los ecosistemas dañados.
La restauración ecológica se ha definido como el proceso de ayudar al restablecimiento de un ecosistema que se ha degradado, dañado o destruido. Algunos ejemplos de restauración que se están realizando en el mundo son la reforestación; remover cercos para permitir el libre tránsito de la fauna silvestre; erradicar especies invasoras; aplicar agricultura biodinámica y biointensiva para recuperar suelos erosionados; remoción de represas; entre otros.
No olvidemos que de la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de los humanos.
Trabajamos con Biosfera Austral para desarrollar proyectos de conservación privada en predios con alto valor ambiental. Estos terrenos son protegidos a través del Derecho Real de Conservación, ley 20.930, que constituye una nueva herramienta de conservación para las iniciativas de conservación privadas, ya que permite al dueño de un predio destinarlo voluntariamente a conservación sin perder su derecho de propiedad sobre el mismo y asegura la continuidad de la iniciativa en el tiempo.
En estos proyectos aplicamos un modelo similar al que se emplearía para desarrollar un Parque Nacional, pero con la diferencia de que estos terrenos están destinados para cohabitar la naturaleza responsablemente. Para ello, realizamos un estudio de la vocación territorial, espacial y ecológica, para definir una zonificación con diferentes tipos de uso. Junto a ello, se realiza un plan de manejo que define la conservación del lugar. (Ver más)
En conjunto ya hemos desarrollado proyectos en dos predios en Patagonia. Actualmente, estamos trabajando en otros cuatro ubicados en las regiones de la Araucanía, Los Lagos y Aysén, sumando en total más de 4 mil hectáreas destinadas a la conservación o restauración de la naturaleza.
Nuestro equipo ha colaborado con Tompkins Conservation para concretar la mayor donación de tierras privadas de la historia: un total de 407.625 hectáreas entregadas al Estado chileno para conformar, junto a tierras fiscales, la Ruta de los Parques de la Patagonia, una red de 17 áreas protegidas que suma 11,5 millones de hectáreas de superficie.
Dentro del área privada, nuestra fundadora también integra el directorio de la Corporación Puelo Patagonia, corporación que busca contribuir a la conservación del patrimonio natural y cultural de la comuna de Cochamó, destacando el desarrollo de estrategias de conservación del huemúl -ciervo endémico en peligro de extinción- y su hábitat. Hemos contribuido con esta Corporación desde sus inicios con el desarrollo de estrategias de conservación y defensa de la conservación.
Por último, hemos asesorado a diferentes instituciones para la creación de nuevas áreas protegidas privadas, como es el caso de Fundación Punta de Lobos, Parque Huishue, entre otras.
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