Todo predio tiene una historia que contar. No solo desde lo ambiental, sino que también una historia humana y jurídica, que es fundamental conocer antes de destinarlo a conservación, restauración o cualquier otro proyecto.
¿Cuál es la importancia del inmueble en el área donde se emplaza? ¿Quién fue su primer dueño o dueña? ¿Quiénes lo han habitado? ¿Qué usos ha tenido a lo largo del tiempo? ¿Se ha mantenido prístino o tuvo algún uso ganadero o forestal? ¿Cuántos dueños ha tenido? ¿Cuántas veces se ha subdividido?
Conocer este pasado permite, en primer lugar, reconocer que todo sitio no está aislado geográficamente, sino que se emplaza en un contexto social y ambiental. Así, por ejemplo, un terreno puede tener usos históricos o servir para conectar a sus pobladores, y un nuevo habitante puede ser un buen vecino si mantiene abiertos senderos, accesos a ríos, lagos o montañas, que han sido utilizados tradicionalmente por los lugareños.
Por otra parte, conocer la historia jurídica de un lugar permite prevenir cualquier sorpresa a la hora de comprar un terreno y desarrollar un proyecto de conservación, restauración u otros. Para conocer su historia legal se realiza un Estudio de Títulos, que consiste en analizar los antecedentes de una propiedad a lo largo del tiempo. Esto permite saber si el terreno tiene deudas, gravámenes, prohibiciones, o si hay diferencias entre la dimensión del predio señalada en los papeles versus la vida real, superposiciones con otros inmuebles, entre otros temas que es fundamental subsanar para asegurar la factibilidad de llevar adelante un proyecto.